viernes, 1 de marzo de 2013

SIN ESPERANZAS...



SIN ESPERANZAS

No sé qué hacer, ni que pensar, camino por la calzada en soledad, contemplando las heladas aguas del lago que por la brisa que sopla y el cielo encapotado, presagia tormenta.

Todo en calma, nadie más que yo transita este camino, como destinado justo para mí en estos momentos, donde me abate la tristeza y la desolación por tantas cosas fuertes que he debido afrontar hoy y tal vez mañana.

Me encuentro sola y sin esperanzas, no sé qué pasará conmigo mañana, hoy no se me dieron las cosas como esperaba, se me parte el corazón al pensar que no tendré la opción para salir adelante en este trance.

Me sentaré en la banca, contemplaré como cae la noche y esperaré, quizás logre disipar el dolor que siento.    

Sé que me espera la muerte, la siento, camina a ratos a mi lado, otras tantas detrás, pero está allí esperando el momento oportuno para abordarme y me pregunto: ¿Qué espera para llevarme? ¿Por qué me tortura de esta manera? ¿Qué quiere que haga, que me adelante a los hechos?

No, no puedo ceder al miedo, no debo, tengo que seguir y tratar de escapar de ella, tendrá que esperar, debo ser fuerte y comenzar de nuevo.

Respiro profundo el aire que viene del norte,  oscurece, cae la noche y en este horizonte que es todo mío, vuelvo a respirar, abro mis brazos como si quisiera volar, miro al cielo  e imploro el milagro, ese que me devolverá la vida que estoy perdiendo. Sólo espero que mi oración llegue a tiempo y que mi ruego sea escuchado.

Padre… en tus manos encomiendo mi espíritu.


Autora Iris Ponce
Para Descubriendo la Poesía
Marzo 01, 2013

PAPI ... RECUERDA QUE HOY TE TOCA CONTARME UN CUENTO!



PAPI…
RECUERDA QUE HOY TE TOCA CONTARME UN CUENTO!

Ya era hora de que Aurora se acostase, así que Amada, su mamá la cargo en brazos y llevándola a su alcoba le iba  diciendo…

Vamos preciosa Princesa, a cambiar tu ropa por pijama y a cepillar tu lindo cabello para que te duermas, mañana tienes un día muy activo, vas al colegio…

Aurora, con su carita pecosa y regordeta, su cabello amarillo y su juguete preferido, un unicornio,  abraza dulcemente a su mami, besándola y luego grita desde su cama:

Papi… recuerda que hoy te toca contarme un cuento!

Sebastián que ya llegaba por el pasillo, soltó una carcajada y su sonrisa iluminó la estancia, para su pequeña, él era su contador oficial de cuentos, aunque ella debía recordárselo.

Sebastián abrazó a su pequeña y de inmediato le preguntó:

¿Dime princesita, cual cuento leeremos hoy?
El de Blancanieves o el de La Sirenita; o tal vez quieras leer a Cenicienta? Escoge de cualesquiera de los afiches que cuelgan de tu pared, y leeremos ese.

Aurora, volteándose y viendo con cuidado su pared repleta de hermosos dibujos escogió que su papi le leyera la historia de La Bella y la Bestia.

Sebastián tomo un gran libro y acostándose al lado de Aurora, comenzó a leer la historia.

La niña se mostraba interesada y asustada en algunos momentos de la narración, sobretodo, cuando su papi le hablaba de la bestia.

 Aurora, aferrada a su Unicornio reía emocionada cuando su papá debía cantar las estrofas de canciones que aparecían y abría sus grandes ojos asombrada porque una taza, una azucarera y un tostador podían hablar, al igual que también lo hacían los cubiertos.

Al final, la niña se quedó profundamente dormida y Sebastián la abrigó, la besó, colocó al unicornio a un lado de la pequeña y apagando la luz salió.

Sebastián llega a su cuarto, abraza a Amada, le da un beso y se prepara para acostarse, cuando de repente, escucha la vocecita de su pequeña diciéndole:

¡Papi recuerda que mañana debes contarme otro cuentooooo!

Ambos padres rieron… después de todo, era el “contador oficial de cuentos”.


Autora: Iris Ponce
Febrero 28, 2013