viernes, 18 de mayo de 2018

QUE DE RECUERDOS... INSPIRACIÓN VISUAL No.125



QUE DE RECUERDOS…

Contemplo la foto tomada por mi hermano… y me remonto al pasado, cuando en el parque mis hijos Carlos y Alberto  entusiasmados, trataban de hacer que navegara su pequeña embarcación, regalo de su Padrino Miguel.

Éramos muy pobres en ese momento; mas sin embargo, la sorpresa recibida  por ese presente inesperado, fue lo más hermoso que pudieron reflejar sus caritas, ver y sentir la emoción de esos pequeños nos enterneció a todos.

Enviudé demasiado pronto, mis hijos contaban apenas con  dos y tres años cuando su padre, que en paz descanse, falleció en ese terrible accidente de tránsito; así que tocó ser madre y padre para mis niños; pero gracias a Dios, conté con la ayuda de su Padrino, mi hermano Miguel y de su esposa Clara, quien se ofreció a cuidarlos, mientras yo trabajaba en una fábrica que, relativamente, quedaba cerca de nuestra casa.

Así que mis niños quedaban al cuidado de Clara hasta que llegaba yo sobre las 6:00 de la tarde, luego de una ardua y agotadora faena de trabajo; pero ya en casa, se pasaba el cansancio y con todo el amor, atendía a mis hijos que, muy juiciosos, colaboraban en todo lo que su corta edad les permitía. 

Pero bueno, vuelvo a la foto!  Era domingo y decidimos que después del almuerzo los llevaríamos al parque; así que con gran rapidez, toco preparar la comida, cambiar a los niños, acomodarme y salimos camino al lugar dispuesto por mis hijos para poner en el agua su barquito.

Fue lindo en verdad ver las ganas y la emoción con la que echaron al agua su regalo y, ayudados por una varita que conseguimos, colocaron su barquito dejando que el mismo flotara en el lago. 

Era emocionante verlos sonreír conversar entre ellos diciendo hacia dónde debía ir el barquito, absortos en su faena, olvidando que nosotros estábamos allí también.

Sus caras de satisfacción eran para mí, un tesoro de incalculable valor. Verlos allí con su ropita de los domingos, sus zapatitos gastados pero limpios, así como sus mediecitas y sus gorras, salpicando agua, era una delicia.  Quedó esta foto de recuerdo tomada con la camarita vieja de mi hermano.

…El tiempo ha pasado, de esa foto hace ya muchos años, exactamente veinticuatro; mucha agua ha corrido desde entonces y nuestras vidas, a medida que fue pasando el tiempo, fue mejorando, mis hijos hoy, uno médico pediatra y el otro ingeniero mecánico; yo, en casa, más tranquila y, de vez en cuando, contemplando esta foto que refleja nuestro pasado… un pasado signado por el dolor, la pérdida; pero con la mirada, la mente y el corazón, puestas en un futuro mejor, como lo hemos logrado.



Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No.125
Mayo 17, 2018

miércoles, 16 de mayo de 2018

CUATRO VIDAS... (INSPIRACIÓN VISUAL)



CUATRO VIDAS…

Como tantas, otras vidas se apagaron esa tarde; un vendaval terrible azotó el pueblo y así como llegó arrasando con todo a su paso, se marchó dejando una estela de muerte y dolor.

Cuatro vidas se apagaron, cuatro niños que jamás pensaron se irían de este mundo, Todo comenzó esa mañana, cuando salieron a jugar; a pesar de la advertencia hecha por sus padres de la fuerte lluvia que se avecinaba, pues lo habían pronosticado; ellos, niños al fin, hicieron caso omiso  y en plena llovizna salieron a la calle, que esa mañana se encontraba sola.

Lluvia, rayos, truenos, viento… era la música que acompañaba a todos en el pueblo; pero venía de lejos, aún no llegaba y por eso, ellos jugaban; el viento de a poco fue incrementándose, llevándose por delante techos de viviendas que se desprendían como hojas de papel; al igual que las puertas y ventanas que rodaban, golpeando cuanto a su paso se encontraban.

El susto se fue apoderando de los chicos que, sin pensarlo decidieron parar el juego e irse a sus casas; pero fue demasiado tarde esa decisión; de pronto una fuerte ráfaga de viento levantó del piso al más chico, quien desesperado se agarró de su hermanito, que al igual que él fue arrastrado, los otros 2, tratando de salvarlos de la fuerte brisa los tomaron por los pies, dejando en el suelo sus zapatos y de un solo plumazo, se fueron en un torbellino…

Solo quedaron sus zapatos, los cuales luego de pasado el vendaval fueron recogidos por sus familiares.

Pasado el tiempo, siempre que llueve, en el charco que deja el agua, se ven acomodados, cuatro pares de zapatos y con ellos la silueta de las piernitas de los chicos, los cuales jamás regresaron.



Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No,124
Mayo 13, 2018