viernes, 27 de febrero de 2015

TE ESPERABA...



TE ESPERABA…

Desde hace días, siento pasos en la casa, son suaves, lentos, como si no quisiera quien camina, ser descubierto.

Pasan los días y sigue estando esa presencia; porque sé que algo o alguien está afuera caminando, buscando algo, no sé que será; pero está allí, como esperando que salga… y me da miedo.

Duermo intranquila, sé que en cualquier momento se presentará.  He optado por dejar luces encendidas y hasta velas le he puesto, por si es un alma en pena que no consigue el camino de regreso a su mundo, porque debe estar muerto puesto que así como llega, se va…

Más sin embargo, esa noche,  algo pasó, sentí en mi cuarto algo extraño, un olor a rosas y un aire fresco que mecía suavemente las cortinas que cubrían las ventanas.

Me encontraba cansada, pero deseaba terminar de leer el capítulo de la novela que había comenzado, Rosas en Cautiverio, no sé cuando caí en un sopor; pero lo que si sé fue, que lo que sucedió después, fue real…

Estando es ese trance, presentí que alguien estaba a mi lado, sentí su respiración, cálida, suave, y unas manos, tocaron las mías, me asombré; más no sentí miedo, le dejé hacer, poco a poco sus manos se fueron apoderando de mi cuerpo, no hubo rincón que no palpara y  las sensaciones que provocaba iban en aumento,

Sus toques eran sublimes,  me acarició despacio y allí estaba yo, domada, a su merced; pero no quise hacer nada pues me sentía cómoda, a gusto con lo que en mi estaban despertando esas sensaciones.

Sentí en mi cara su respiración y de repente mi cuerpo  fue acoplándose al de él, estaba  en éxtasis, tomo el control, vi el cielo y luego de eso me dormí.

Desperté a la mañana siguiente sola, pero recordaba cada momento de esa noche, no quería salir de la cama, no fue un sueño, lo viví y fue emocionante.

Quién era, que hacía en esta casa, que buscaba?

Mis preguntas no tuvieron respuestas; sólo sé que desde esa noche… le espero.



Autora: Iris Ponce

Febrero 27, 2015

miércoles, 25 de febrero de 2015

ROCÍO...


ROCÍO...

Amaneció…
y el sereno ha dejado en mi ventana su huella,
su esencia y su rastro aún se siente en el ambiente,
huele a tierra mojada, a campo… a pueblo!

Mi jardín, recibe día a día esa caricia que deja cuando pasa,
suave, sutil, casi imperceptible al que callado duerme.

Yo, desde mi ventana, observo como enamorada,
la caricia que sienten mis rosales cuando
al despuntar el alba, llega el rocío y  humedece sin distingo
sus hojas, sus ramas, sus pétalos…

No importa si están cerradas, todas reciben ese baño bendito
que no es más que una halago que desde el cielo
Dios les envía para que nosotros los humanos,
podamos seguir disfrutando de lo hermosa que es la vida,
vista con los ojos del alma a través de un cristal
y rodeada de un sembradío de hermosas rosas que me hacen
sentir viva y fresca, como han de sentirse ellas, cuando cada amanecer
esperan complacidas la llegada de esa caricia matinal.

Lluvia, sereno, rocío… sea lo que quieras ser, sólo llega y
embellece mi jardín y nunca olvides dejar tu huella en mi ventana…
así, recordaré el paso de mi amado cuando deja en mi cama
una hermosa rosa roja, en señal de amor eterno.


Autora: Iris Ponce
Febrero 23, 2015