viernes, 21 de diciembre de 2018

MI DESEO CUMPLIDO... INSPIRACIÓN VISUAL No. 137



MI DESEO CUMPLIDO

Amaneció y  ya Jorgito no veía la hora de que saliera el sol para bajar y ver los regalos debajo del árbol.

¡Ya navidad!
Había dormido poco, por la ilusión de ver si  lo que había pedido al Niño Dios se había cumplido.

Su cara de alegría y emoción, se vio recompensada al descubrir una inmensa caja, adornada con un grandioso lazo azul.

Su asombro, era por el tamaño de la misma, no la esperaba tan grande, Daniel su padre, hubo de ayudarle a romper el lazo y a medida que se abrían las tapas, su carita se iluminaba mas.

“¡Se cumplió mi deseo… se cumplió mi deseo!, fue la frase repetida más hermosa que hayamos escuchado los que felices observábamos la escena.

Era un hermoso carro deportivo, de estilo antiguo, color verde, y le acompañaba un casco oscuro que de inmediato colocó en su cabecita. No paraba de saltar y sonreír al ver su deseo hecho realidad.

No destapó sus otros regalos por más que le pedimos lo hiciera, así que esperando la mirada aprobatoria de papá, salieron ambos. No podía esperar, tenía que probar su coche!; así que hizo le llevará al jardín y de inmediato se apoderó del volante.

Cual piloto de carreras, salvo uno que otro mal movimiento, disfrutó al máximo su deseo cumplido.

Observaba emocionado las ruedas del mismo viendo con orgullo que controlaba el mando.

Luego de un buen rato, entraron a la casa y se 
dispuso a abrir el resto de los regalos, uno a uno fueron quedando al descubierto; su carita pintaba regocijo;  pero entre todos… su carro verde fue el mejor.



Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No. 137
Diciembre 18, 2018

domingo, 9 de diciembre de 2018

EL DÍA MAS ESPERADO... INSPIRACIÓN VISUAL No.136



EL DÍA MÁS ESPERADO

Noche buena, un día especial y hermoso, dónde la familia se reúne para festejar el nacimiento del niño Dios y la llegada de la Navidad.  Como cada año, la reunión fue en casa de la abuela y para ello, mis tíos llegaron con anticipación para preparar y acondicionarlo todo, cuidando cada detalle y así no olvidar nada.

Mucho alboroto, risas, música y alegría se respiraba en el ambiente.

Un momento mágico se aproximaba y entre todos haríamos que fuese  inolvidable. Los primeros en llegar fueron los tíos que vivían mas apartados y con ellos mis primos, yo siempre fuí  hija única, por eso me encantaban estas fechas, porque juntos disfrutábamos la llegada del niño y ya para navidad,  el día mas esperado, justo al amanecer bajábamos corriendo hasta el árbol para  recibir nuestros presentes.

Esta foto, la tomó Papá, yo soy Ana, la más grande y en las manos tengo mi regalo  anhelado, luego en orden a mi lado, mis primos Jorge, Carla, Julio y Adrián, Mamá nos obsequió las gorras de Santa que alegremente llevábamos y cantando villancicos y sentados junto al gran árbol con nuestros presentes, quedó plasmado ese momento.

Ese año fue único, no faltó ni sobró nada, todos recibimos regalos, los de Santa, los del Niño Dios y los de nuestros familiares, y aunque en esa imagen solo se ven pocas cajas rojas y una blanca, hasta un lindo oso de peluche blanco como la nieve con un lazo rojo recibió Carla y yo, entre todos los regalos, el más hermoso… que era? Pues nunca lo dije, porque pedí tanto ese presente en mis cartas; que quería conservarlo en secreto por mucho tiempo, al menos en secreto para mis primos.

Y hoy recordando esos bellos tiempos de mi niñez, solo puedo desearles pasado muchos años de aquel encuentro, Feliz Navidad para todos  y que el año nuevo que se avecina, nos reconforte en la paz, el amor y la unidad en el mundo.



Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No, 136
Diciembre 09, 2018

lunes, 2 de julio de 2018

SIEMPRE QUERIENDO JUGAR





SIEMPRE QUERIENDO JUGAR …

Juancito, era un pequeño de 8 años, nacido de una relación furtiva, donde no había papá; y una madre que para vestirlo, darle educación y alimento, debía salir temprano cada día a trabajar en casas de familia, limpiando y planchando ropa. por lo cual, si no tenía la compañía de una amiga de su mamá,  le tocaba quedarse solo en casa luego de llegar del colegio.

Vivían en un barrio muy pobre; pero en casa, no les faltaba casi nada, tenían cubiertas las necesidades básicas y como cada tarde, luego de hacer sus deberes y tareas, agarraba su balón de futbol, regalo que le dejó el niño Dios en el último año y salía a un campo cercano a su casa, para ver las caimaneras que se formaban en el terreno y con la intención de participar en el juego; pero por ser pequeño, siempre quedaba fuera y le tocaba observar sentado sobre su balón, el desarrollo del juego.

Así pasaba los días, sólo observando; pero una tarde sin esperarlo, el Sr. José, quien hacía las veces de entrenador,  habiendo presenciado la emoción y entusiasmo que se reflejaba en la mirada del niño, le convidó a participar por un rato del juego y, al ver la manera en la que el chiquillo manejaba el balón, le dejó que se acercara siempre que quisiera y formara parte de un equipo; para lo cual, necesitaba hablar con su madre.

Desde ese día, todas las tardes y con más entusiasmo, hace sus tareas y deberes para luego ir al campo a jugar el deporte que mas le gusta.

Luego de varios meses de entrenamiento,  Juancito fue invitado a formar parte oficialmente, de un equipo de futbol, cumpliendo así su sueño de siempre querer jugar.


Autora: Iris Ponce
Inspiración visual No. 126
Junio 22, 2018



viernes, 1 de junio de 2018

SENTIRES... RETO




SENTIRES

Era de noche; y como siempre,  a la misma hora, subía desde casa a visitar mi OCÉANO, así le decía, mío; porque desde años atrás, era mi aliado, mi silente amigo y confidente.

A él le contaba de mis desvelos, de mis cuitas de amor, de mis logros y fracasos, para luego, con la cabeza  fresca, plasmar mis pensamientos en esos locos poemas que de seguro muchos de ustedes habrán leído.

Desde arriba lo contemplaba. Iba y venía, se acercaba y retrocedía; y solo dejaba en cada viaje la ESPUMA que, rápidamente se mezclaba con la cálida arena.

La luna se reflejaba en esas cálidas aguas y, de vez en cuando, me dejaba un LAMPO tan claro, que podía divisar a los pescadores  que lanzaban sus redes procurando el momento preciso para atrapar grandes cantidades de peces, esa LUZ se quedaba en mí, al igual que los MURMULLOS  de voces de los pescadores que llegaban a mi como respondiendo las interrogantes que lanzaba al mar.

Así transcurrían las horas hasta que satisfecha con mi largo paseo… retornaba a la quietud del hogar, para luego en mi diario, dejar  escrito, un día mas en mi solitaria vida.


Autora: Iris Ponce
Junio 01, 2018
Retos intelectuales del Poeta
  


viernes, 18 de mayo de 2018

QUE DE RECUERDOS... INSPIRACIÓN VISUAL No.125



QUE DE RECUERDOS…

Contemplo la foto tomada por mi hermano… y me remonto al pasado, cuando en el parque mis hijos Carlos y Alberto  entusiasmados, trataban de hacer que navegara su pequeña embarcación, regalo de su Padrino Miguel.

Éramos muy pobres en ese momento; mas sin embargo, la sorpresa recibida  por ese presente inesperado, fue lo más hermoso que pudieron reflejar sus caritas, ver y sentir la emoción de esos pequeños nos enterneció a todos.

Enviudé demasiado pronto, mis hijos contaban apenas con  dos y tres años cuando su padre, que en paz descanse, falleció en ese terrible accidente de tránsito; así que tocó ser madre y padre para mis niños; pero gracias a Dios, conté con la ayuda de su Padrino, mi hermano Miguel y de su esposa Clara, quien se ofreció a cuidarlos, mientras yo trabajaba en una fábrica que, relativamente, quedaba cerca de nuestra casa.

Así que mis niños quedaban al cuidado de Clara hasta que llegaba yo sobre las 6:00 de la tarde, luego de una ardua y agotadora faena de trabajo; pero ya en casa, se pasaba el cansancio y con todo el amor, atendía a mis hijos que, muy juiciosos, colaboraban en todo lo que su corta edad les permitía. 

Pero bueno, vuelvo a la foto!  Era domingo y decidimos que después del almuerzo los llevaríamos al parque; así que con gran rapidez, toco preparar la comida, cambiar a los niños, acomodarme y salimos camino al lugar dispuesto por mis hijos para poner en el agua su barquito.

Fue lindo en verdad ver las ganas y la emoción con la que echaron al agua su regalo y, ayudados por una varita que conseguimos, colocaron su barquito dejando que el mismo flotara en el lago. 

Era emocionante verlos sonreír conversar entre ellos diciendo hacia dónde debía ir el barquito, absortos en su faena, olvidando que nosotros estábamos allí también.

Sus caras de satisfacción eran para mí, un tesoro de incalculable valor. Verlos allí con su ropita de los domingos, sus zapatitos gastados pero limpios, así como sus mediecitas y sus gorras, salpicando agua, era una delicia.  Quedó esta foto de recuerdo tomada con la camarita vieja de mi hermano.

…El tiempo ha pasado, de esa foto hace ya muchos años, exactamente veinticuatro; mucha agua ha corrido desde entonces y nuestras vidas, a medida que fue pasando el tiempo, fue mejorando, mis hijos hoy, uno médico pediatra y el otro ingeniero mecánico; yo, en casa, más tranquila y, de vez en cuando, contemplando esta foto que refleja nuestro pasado… un pasado signado por el dolor, la pérdida; pero con la mirada, la mente y el corazón, puestas en un futuro mejor, como lo hemos logrado.



Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No.125
Mayo 17, 2018

miércoles, 16 de mayo de 2018

CUATRO VIDAS... (INSPIRACIÓN VISUAL)



CUATRO VIDAS…

Como tantas, otras vidas se apagaron esa tarde; un vendaval terrible azotó el pueblo y así como llegó arrasando con todo a su paso, se marchó dejando una estela de muerte y dolor.

Cuatro vidas se apagaron, cuatro niños que jamás pensaron se irían de este mundo, Todo comenzó esa mañana, cuando salieron a jugar; a pesar de la advertencia hecha por sus padres de la fuerte lluvia que se avecinaba, pues lo habían pronosticado; ellos, niños al fin, hicieron caso omiso  y en plena llovizna salieron a la calle, que esa mañana se encontraba sola.

Lluvia, rayos, truenos, viento… era la música que acompañaba a todos en el pueblo; pero venía de lejos, aún no llegaba y por eso, ellos jugaban; el viento de a poco fue incrementándose, llevándose por delante techos de viviendas que se desprendían como hojas de papel; al igual que las puertas y ventanas que rodaban, golpeando cuanto a su paso se encontraban.

El susto se fue apoderando de los chicos que, sin pensarlo decidieron parar el juego e irse a sus casas; pero fue demasiado tarde esa decisión; de pronto una fuerte ráfaga de viento levantó del piso al más chico, quien desesperado se agarró de su hermanito, que al igual que él fue arrastrado, los otros 2, tratando de salvarlos de la fuerte brisa los tomaron por los pies, dejando en el suelo sus zapatos y de un solo plumazo, se fueron en un torbellino…

Solo quedaron sus zapatos, los cuales luego de pasado el vendaval fueron recogidos por sus familiares.

Pasado el tiempo, siempre que llueve, en el charco que deja el agua, se ven acomodados, cuatro pares de zapatos y con ellos la silueta de las piernitas de los chicos, los cuales jamás regresaron.



Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No,124
Mayo 13, 2018
   

martes, 17 de abril de 2018

ESA NOCHE... INSPIRACIÓN VISUAL No.123



ESA NOCHE…

Fue una noche muy especial; porque mis abuelos, esos hermosos viejitos, celebraban setenta y ocho años de unión; toda una vida… con momentos muy duros y difíciles; pero con muchos momentos hermosos; sobre todo, cuando dieron vida a sus hijos, nueve en total, para ese entonces, el matrimonio era lo esencial; donde la familia era lo primero; y mientras más muchachos concibieran…  mejor, ya que para la época, una familia grande era lo ideal.

Mis abuelos, hijos de familia no muy ricas pero si bien acomodada, se conocieron desde muy niños en el colegio; y sin pensarlo fueron creciendo con una muy bonita comunión; así pasó el tiempo, llegó el momento en que cada uno siguió su rumbo; mi abuelo marchó a cumplir con el sagrado deber de servir a la Patria; y mi abuela continuó sus estudios en la universidad, graduándose con honores en la carrera de medicina, especializándose en pediatría. Con el paso de los años, vino el reencuentro, el noviazgo y el matrimonio.
Esa reunión, sería un bonito acontecimiento; y por ello debíamos hacer algo único, que perdurara en el recuerdo de todos los que nos encontráramos esa noche.

Con anticipación, habíamos acordado reunirnos todos los miembros de la familia; sus hijos, los hijos de sus hijos e inclusive, los bisnietos.  En total, estaríamos presentes en esa reunión, sino había contratiempos, alrededor de unas ochenta y cinco personas entre adultos, adolescentes y niños.

Todo resultó como esperaba, en mis manos quedó todo lo relacionado con la comida, pasa palos, bebidas y demás; mi hermana Rosa, se encargó del arreglo de la casa de campo, lugar donde acordamos reunirnos, sacando a los abuelos de su acogedor hogar para llevarlos hasta allá.

La casa, conservaba el esplendor de antes y Rosa, tuvo el tino de decorar con muchos portarretratos y objetos antiguos guardados en el desván, fotos de antepasados (padres de mis abuelos, sus hermanos, algunos ya habían partido de este plano terrenal) y los recuerdos de infancia de sus hijos, los tíos,  los cuales colocó sobre maletas que se encargó de desempolvar, lustrar y adornar con flores cortadas del jardín.

Los abuelos, a su llegada al ver todo aquello, no aguantaron las lágrimas por la emoción de la sorpresa  y al mismo tiempo, agradeciendo a Dios, el poder celebrar junto a nosotros ese momento.

Fue una noche cargada de emociones, muy especial, grata y hermosa, todos disfrutamos de la cena, la sobremesa y luego, con una copa en la mano, brindamos por esos setenta y ocho años de feliz convivencia y de esos recuerdos que mis abuelos se encargaron de ir comentando a medida que pasaban la vista por cada uno de ellos.

... Pero como todo acaba, esa noche pasó y hoy, a cuatro años de ese memorable encuentro, recordamos la fecha, ya que fue la última reunión con ellos, ya no están con nosotros, partieron así como llegaron, amándose y juntos se fueron al cielo, donde de seguro San Pedro los recibió con una hermosa canción para festejar esos años de vida, donde sirvieron a Dios y a todo el que de ellos necesitó.

Esa noche de seguro, vivirá en el recuerdo de todos los que tuvimos la dicha de estar con ellos…


Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No. 123
Abril 17, 2018

sábado, 17 de marzo de 2018

HABLANDO CONTIGO SEÑOR (INSP. VISUAL No.121)


HABLANDO CONTIGO SEÑOR...

Hoy decidí dejar todo en casa y salí en silencio, buscando encontrarme contigo, como otras tantas veces lo he hecho.

He llegado a este hermoso paraje, donde vengo cuando necesito estar a solas conmigo.

Es tan tranquilo y hermoso… solo siento el murmullo del viento cuando pasa por entre esas montañas y susurra a mi oído, se respira paz y eso es lo que necesito en este momento para poder conversar contigo Señor!

Sé estás allá arriba, en ese cielo tan azul y tan claro, en este momento, imagino que esas pequeñas nubes que surcan el horizonte, son ángeles que van sembrando semillas de esperanza en este mundo que tanto lo necesita.

¿Sabes? mañana es mi cumpleaños, ya catorce años y a pesar de todo, me siento triste, mamá, encerrada en su mundo desde que papá murió; mis hermanitos, son tan pequeños que no entienden nada de lo que sucede, solo saben que papá no está y preguntan; y cuando lo hacen, solo ven a mamá llorando y por más que les explico, no entienden por qué se fue al cielo.

Señor, sé que nuestra vida ha dado un vuelco muy grande, papá lo era todo, dueño y señor en esa casa grande, grande como esta inmensidad en la que ahora me encuentro. Una casa construida con mucho sacrificio y amor.

Como ves, porque no tengo qué decirlo, ya que todo lo sabes, quisiera poder hacer algo para aliviar el dolor de mamá; me duele verla sufrir tanto, hago lo que puedo, ayudo más de lo normal, atiendo a mis hermanitos, voy al liceo y cumplo con todas mis obligaciones, soy buen estudiante y deseo que pasen estos años rápido para graduarme y hacer que mi mami sea feliz.

Solo te pido Señor, ayúdala a que pronto pase su dolor; sé que jamás podrá olvidar lo vivido, fueron muchos años juntos; pero al menos has que vuelva a sonreír, que no se encierre en su mundo y que si puedes, dale la oportunidad de volver a ser feliz.

Me encantaría que con papá ocurriera lo mismo que pasó contigo que al tercer día resucitaste; o que hicieras como hiciste con Lázaro, que lo levantaste de la tumba; sé es imposible; pero quiero para mi cumpleaños una sonrisa de mi madre, no deseo nada más; no quiero regalos, no quiero sorpresas, solo verla sonreír, con eso, me harías feliz.

Ahora, luego de conversar contigo, me siento más aliviado, ya pasó la etapa de la niñez, soy un adolescente que va camino a la adultez y deseo me concedas la gracia de no perderme en el camino, de ser útil y de ser un profesional, próspero y con mucho éxito en la vida.

Solo eso te pido hoy Señor!

Ahora te dejo, no sin antes orar junto a ti esa pequeña oración que me enseñaron desde niño para agradecerte por todo lo que nos das.

Padre Nuestro que estás en los cielos…


Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No. 121.

Marzo 17, 2018

viernes, 16 de marzo de 2018

FLORES PARA MI MADRE...


FLORES PARA MI MADRE
Madre…

Hoy con una mañana clara, caminando por la pradera, vislumbrando el horizonte y camino a casa, divisé hermosas flores campestres de muchos colores; y contemplándolas recordé que a ti, te encantaba el color moradito claro en las flores y por ello, me dediqué a cortar las más hermosas buscando tu tono favorito.

Luego, ya cumplido mi cometido, respirando aire fresco y recordando tu sonrisa cuando te llevaba flores, regresé a tu hogar, nuestro hogar, donde hoy día reposan tus cenizas.

Decidimos todos los hermanos,  no depositar tus restos en el cementerio; sino conservarlos con nosotros, en tu cuarto; que hasta el sol de hoy, está exactamente igual como lo dejaste, nada fuera de lugar, todo acomodado y en orden, como te gustaba.

Ya casi cumples tres años de no estar con nosotros; y tu ausencia persiste cada día, te siento y me viene a la mente cuando cada día me llevabas el café a la cama y conversábamos de mis poemas que te leía ansiosa por recibir tu aprobación.

Estas flores con mucho amor, las corté para ti y siempre que pueda, volveré a esa pradera para buscar las más hermosas y coloridas para adornar tu hogar, tu santuario, donde por siempre vivirás.

Con todo mi amor, dedico este relato a mi mami, quien el próximo 13 de abril cumplirá tres años de ausencia física, mas no está ausente en el corazón de sus hijos, porque siempre allí vivirá.


Autora: Iris Ponce
Marzo 03, 2018
Inspiración Visual No.120

sábado, 17 de febrero de 2018

VEJEZ...


VEJEZ…

Sentada en la entrada de la que aún era su casa, cubierta con el chal negro que siempre le acompaña, con la vista fija en el horizonte, pensando en no sé qué se encontraba Camila, su mente divagaba, pasado, presente… futuro de pronto como en un sueño, devolvió el tiempo y recordó lo hermosa que fue su vida.

Una niñez privilegiada al igual que su adolescencia, rodeada no de lujos; pero si de comodidades, buenas y honestas amistades, sus estudios al día, tanto así que se graduó en una prestigiosa universidad como Licenciada en Letras, con honores, trabajó en lo que le gustaba y; aunque tuvo pretendientes, ninguno fue lo suficientemente bueno para lo que ella ansiaba en esos momentos.

Por ello, no se casó, y aunque tuvo la oportunidad de convivir en pareja, siempre antepuso su trabajo y su independencia a lo demás; no tuvo la dicha de ser madre, por lo tanto, no tuvo descendencia y quizás su destino hubiese sido distinto de haber pensado y actuado diferente.
Ya, a su edad, está sola, sus padres, hace mucho que partieron, sus mejores amigos, recuerda cada quien marcó su rumbo y no sabía nada de ellos, con el paso del tiempo se fueron distanciando, sus cartas, al igual que las de ella, llegaban cada vez menos, hasta que un día, ya no hubo más contacto.

Así que hoy, vieja y sola, sin más esperanzas ni futuro, espera  Dios se apiade de ella, y que llegue su muerte para descansar en paz; si es que en verdad se llega a un paraíso como dicen.

Qué triste es llegar a viejo, sin cariños ni ilusión, sin tener tan siquiera nietos que revoloteen a su alrededor jugando y contándole historias para verles sonreír o asustarse con los cuentos; o haber tenido un compañero para pasar estos últimos años, haciéndose compañía…

Pero bueno, esa fue la vida que escogió, lo que sabiendo o no pensó era lo que debía hacer; así que no reniega de su pasado, pero si piensa en lo que pudo haber sido y no fue.

Así, llegó la noche y  ella sentada en su portal, se quedó dormida… para ya no despertar.



Autora: Iris Ponce
Febrero 17, 2018

Inspiración Visual 119

sábado, 10 de febrero de 2018

SIN DESTINO...


SU DESTINO…

Solo, sin amigos, sin familia, sin un lugar donde guardarse para acallar este dolor que le consumía y que de a poco estaba destruyendo su vida, se encontraba Ramiro.

Por su mala cabeza perdió el comercio que tenía, descuidó su hogar en parrandas con sus “amigos” y cuando se vio sumido en la desgracia, como era lógico, buscó el apoyo de quienes en los buenos momentos lo acompañaban; pero ninguno salió a darle la mano, todos con pretextos, le dejaron.

Como alma en pena fue a casa y la encontró vacía, su mujer Aurora, le había dejado, se había llevado todo, incluyendo a sus tres hijos.

Salió como alma en pena de la estancia que otrora fuera su hogar, su refugio, tocó puertas sin respuesta, nadie le pudo dar razón de su familia, nadie había visto nada…

Luego de horas y búsqueda infructuosa, siguió caminando sin rumbo fijo, así llego la noche, el amanecer, otra noche, otro día… ¡nada!

Así pasaron días, ya ni sabía cuantos, solo y sin comida, sintiendo el frío que se le pegaba a la piel siguió su camino, exhausto ya de tanto caminar, decidió tumbarse al lado de una vereda y allí quedose dormido; no supo cuánto tiempo durmió; de pronto en medio de su sueño, casi pesadilla, sintió que alguien le tocaba, sorprendido y temeroso salto de golpe y se topó con un anciano, que con pena le observaba, preguntándole qué le había sucedido, por qué se encontraba así tirado en el camino, sin casi ropaje para cubrirse del viento helado que azotaba esa mañana.

Sin respuestas para darle, decidió emprender su caminata; pero el anciano preocupado le siguió y al verlo perdido, le propuso acompañarle.

El anciano, resultó ser el párroco de un pueblo muy distante, que venía de dar los santos  oleos a una mujer que no pudo vencer al cáncer. Caminando por horas, llegaron al monasterio donde hacían vida él y cuatro estudiantes.

Lo primero que hizo, fue darle una muda de ropa para que se calentara, le dio de comer, lo cual devoró a toda prisa y luego le llevó a una habitación para que descansara como debía.

Ramiro, más que agradecido, besó la mano del cura y al quedarse solo, contemplo el lugar que le habían destinado.

En la habitación, sus únicos compañeros eran una pequeña mesita, una silla, la lámpara que colgaba del techo y aquella ventana…

Este era el último lugar del mundo donde hubiese pensado estar.

De pie frente a la ventana, observaba como los tenues rayos de un sol que de a poco iba agarrando cuerpo, se posicionaba del espacio, brindando un poco de calor a la estancia.

Piensa en su futuro…  ¿Que sería de su vida ahora; que será de su mujer y de sus hijos, que pensarán, dónde estarán? Todas esas preguntas se las hacía contemplando el horizonte por aquella ventana que por ahora sería lo único que tendría para mirar su futuro.

Así pasó el tiempo; y de a poco se fue integrando a la vida en  el monasterio donde consiguió hallar la paz que tanto ansiaba.  En el día ayudaba al resto de los habitantes en las faenas del campo, sembrando y recolectando los frutos y hortalizas para alimentarse y alimentar a los feligreses que se acercaban a comprar más económicas las verduras que allí se vendía para contribuir con el mantenimiento de la sacristía; y luego en las tardes, iba al servicio religioso.

Así conoció la vida seglar y se fue acostumbrando a aquella situación que por su mala cabeza le llevó a perderlo todo.

Siempre al amanecer, ya listo para salir a la faena, se quedaba contemplando esa ventana y pensaba… pensaba.


Autora: Iris Ponce
Febrero 10, 2018
Inspiración Visual 118


miércoles, 10 de enero de 2018

NOSTALGIAS...


NOSTALGIAS

Amanece, una mañana soleada, tranquila y especial. Llegó diciembre y se me antoja escribir poemas o una bella historia que tenga que ver con estas fechas tan vividas para mi.
Estoy en la habitación que usaba en mi época de juventud y que mi madre, a pesar del paso de los años, la conserva como si yo aún viviera aquí con ellos.

Cada vez que llego, la repaso de arriba abajo... todo exactamente igual, los cuadros que con mucho orgullo mi madre mandaba a enmarcar cada vez que se me ocurría pintar; los libros!! todos, desde que inicié la escuela, hasta mis últimos grados en la universidad, amén de las novelas rosas que me fascinaba leer, imaginando, hermosas imágenes de amor.

El cubrecama, ese era el que menos me gustaba; pero a ella, mi madre, le encantaba ponerlo, junto con los cojines que ella misma confeccionó en sus ratos de ocio.
En este cuarto se detuvo el tiempo, hasta la lámpara sobre el mueble que guarda muchas de mis vivencias está allí y, aunque no lo crean... funciona!!

El amplio ventanal con sus cortinas sencillas; pero que me permitían divisar el exterior y ver a mi vecino, si, aquel que me inspiró los primeros suspiros de amor.
Oh! que de recuerdos... vuelvo a la realidad, mi madre me llama para desayunar! Muero de hambre.

Así que, por lo pronto dejaré descansar mis pensamientos, desayunaré junto a mi madre y hermanos y después, me dedicaré a escribir esos poemas para festejar la navidad.



Autora: Iris Ponce
Inspiración visual No.115
diciembre 03, 2017

ESPERANDO QUE LLEGUE



ESPERANDO QUE LLEGUE...

Ansiosa espero en la ventana, ya todos hicimos nuestra tarea y adornamos el árbol... quedó hermoso! mi hermanito Andrés, empieza a colocar su carta para Santa; Clarita a su lado, haciendo travesuras y María, tan pequeñita, en los brazos de mamá, que junto a papi, conversan animadamente sobre lo que será esta noche.

Noche especial, porque hoy nace el Niño Dios, quien vino al mundo para traer esperanza, fe, paz y amor a un mundo amenazado por las guerras, al menos, eso le escucho decir a mis padres cuando conversan; y siempre, antes de dormir, oramos para que ya no mueran mas inocentes, para que reine la paz y que no se acueste nadie sin comer.

Todos a la espera de los abuelos, que están a punto de llegar, ya avisaron vienen en camino, por ello cada rato miro por la ventana a ver si asoma el carro que los trae, ya que por su avanzada edad, mi abuelito no puede manejar; así que mientras esperamos, mami empieza a tararear una canción y todos le seguimos cantando “navidad, navidad, blanca navidad...”

Abrazo mi muñeca y pienso lo dichosos que seremos cuando lleguen los abuelos y luego de la cena, la abuela comience a contarnos bellas historias sobre el nacimiento del niño en Belén, de cómo una estrella alumbró el camino a los reyes magos para que llevaran presentes al Redentor, al igual que los pastores.

En la calle, niños juegan con la nieve que cayó temprano y riendo corren para evitar le lancen las bolas que han preparado para ello.

Suena una corneta! son las 8, y ya están aquí los abuelos, emocionados, vamos hacia la puerta a recibirlos, que alegría! todos han llegado, será una noche hermosa, donde en unión familiar pediremos nuestros deseos y comeremos la rica cena que prepararon las tías Rosa, Carmen y mamá!

Luego a dormir y a esperar nuestros presentes, como siempre, le hemos dejado a Santa leche y galletas, cuando despertemos, debajo del árbol estarán los juguetes que por habernos portado bien, de seguro nos dejará!

Eso si, antes de dormir, pediré por todos ustedes y les desearé una hermosa navidad y un mejor año nuevo!
Felicidades!



Autora: Iris Ponce
diciembre 19, 2017