sábado, 17 de marzo de 2018

HABLANDO CONTIGO SEÑOR (INSP. VISUAL No.121)


HABLANDO CONTIGO SEÑOR...

Hoy decidí dejar todo en casa y salí en silencio, buscando encontrarme contigo, como otras tantas veces lo he hecho.

He llegado a este hermoso paraje, donde vengo cuando necesito estar a solas conmigo.

Es tan tranquilo y hermoso… solo siento el murmullo del viento cuando pasa por entre esas montañas y susurra a mi oído, se respira paz y eso es lo que necesito en este momento para poder conversar contigo Señor!

Sé estás allá arriba, en ese cielo tan azul y tan claro, en este momento, imagino que esas pequeñas nubes que surcan el horizonte, son ángeles que van sembrando semillas de esperanza en este mundo que tanto lo necesita.

¿Sabes? mañana es mi cumpleaños, ya catorce años y a pesar de todo, me siento triste, mamá, encerrada en su mundo desde que papá murió; mis hermanitos, son tan pequeños que no entienden nada de lo que sucede, solo saben que papá no está y preguntan; y cuando lo hacen, solo ven a mamá llorando y por más que les explico, no entienden por qué se fue al cielo.

Señor, sé que nuestra vida ha dado un vuelco muy grande, papá lo era todo, dueño y señor en esa casa grande, grande como esta inmensidad en la que ahora me encuentro. Una casa construida con mucho sacrificio y amor.

Como ves, porque no tengo qué decirlo, ya que todo lo sabes, quisiera poder hacer algo para aliviar el dolor de mamá; me duele verla sufrir tanto, hago lo que puedo, ayudo más de lo normal, atiendo a mis hermanitos, voy al liceo y cumplo con todas mis obligaciones, soy buen estudiante y deseo que pasen estos años rápido para graduarme y hacer que mi mami sea feliz.

Solo te pido Señor, ayúdala a que pronto pase su dolor; sé que jamás podrá olvidar lo vivido, fueron muchos años juntos; pero al menos has que vuelva a sonreír, que no se encierre en su mundo y que si puedes, dale la oportunidad de volver a ser feliz.

Me encantaría que con papá ocurriera lo mismo que pasó contigo que al tercer día resucitaste; o que hicieras como hiciste con Lázaro, que lo levantaste de la tumba; sé es imposible; pero quiero para mi cumpleaños una sonrisa de mi madre, no deseo nada más; no quiero regalos, no quiero sorpresas, solo verla sonreír, con eso, me harías feliz.

Ahora, luego de conversar contigo, me siento más aliviado, ya pasó la etapa de la niñez, soy un adolescente que va camino a la adultez y deseo me concedas la gracia de no perderme en el camino, de ser útil y de ser un profesional, próspero y con mucho éxito en la vida.

Solo eso te pido hoy Señor!

Ahora te dejo, no sin antes orar junto a ti esa pequeña oración que me enseñaron desde niño para agradecerte por todo lo que nos das.

Padre Nuestro que estás en los cielos…


Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual No. 121.

Marzo 17, 2018

No hay comentarios:

Publicar un comentario