CUATRO VIDAS…
Como
tantas, otras vidas se apagaron esa tarde; un vendaval terrible azotó el pueblo
y así como llegó arrasando con todo a su paso, se marchó dejando una estela de
muerte y dolor.
Cuatro
vidas se apagaron, cuatro niños que jamás pensaron se irían de este mundo, Todo
comenzó esa mañana, cuando salieron a jugar; a pesar de la advertencia hecha
por sus padres de la fuerte lluvia que se avecinaba, pues lo habían
pronosticado; ellos, niños al fin, hicieron caso omiso y en plena llovizna salieron a la calle, que
esa mañana se encontraba sola.
Lluvia,
rayos, truenos, viento… era la música que acompañaba a todos en el pueblo; pero
venía de lejos, aún no llegaba y por eso, ellos jugaban; el viento de a poco
fue incrementándose, llevándose por delante techos de viviendas que se
desprendían como hojas de papel; al igual que las puertas y ventanas que
rodaban, golpeando cuanto a su paso se encontraban.
El
susto se fue apoderando de los chicos que, sin pensarlo decidieron parar el
juego e irse a sus casas; pero fue demasiado tarde esa decisión; de pronto una
fuerte ráfaga de viento levantó del piso al más chico, quien desesperado se
agarró de su hermanito, que al igual que él fue arrastrado, los otros 2,
tratando de salvarlos de la fuerte brisa los tomaron por los pies, dejando en
el suelo sus zapatos y de un solo plumazo, se fueron en un torbellino…
Solo
quedaron sus zapatos, los cuales luego de pasado el vendaval fueron recogidos
por sus familiares.
Pasado
el tiempo, siempre que llueve, en el charco que deja el agua, se ven
acomodados, cuatro pares de zapatos y con ellos la silueta de las piernitas de
los chicos, los cuales jamás regresaron.
Autora:
Iris Ponce
Inspiración
Visual No,124
Mayo
13, 2018
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