miércoles, 25 de febrero de 2015

ROCÍO...


ROCÍO...

Amaneció…
y el sereno ha dejado en mi ventana su huella,
su esencia y su rastro aún se siente en el ambiente,
huele a tierra mojada, a campo… a pueblo!

Mi jardín, recibe día a día esa caricia que deja cuando pasa,
suave, sutil, casi imperceptible al que callado duerme.

Yo, desde mi ventana, observo como enamorada,
la caricia que sienten mis rosales cuando
al despuntar el alba, llega el rocío y  humedece sin distingo
sus hojas, sus ramas, sus pétalos…

No importa si están cerradas, todas reciben ese baño bendito
que no es más que una halago que desde el cielo
Dios les envía para que nosotros los humanos,
podamos seguir disfrutando de lo hermosa que es la vida,
vista con los ojos del alma a través de un cristal
y rodeada de un sembradío de hermosas rosas que me hacen
sentir viva y fresca, como han de sentirse ellas, cuando cada amanecer
esperan complacidas la llegada de esa caricia matinal.

Lluvia, sereno, rocío… sea lo que quieras ser, sólo llega y
embellece mi jardín y nunca olvides dejar tu huella en mi ventana…
así, recordaré el paso de mi amado cuando deja en mi cama
una hermosa rosa roja, en señal de amor eterno.


Autora: Iris Ponce
Febrero 23, 2015


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