SI… SI, EN EL
CAMPOSANTO
Ustedes tal vez
piensen que estoy loca, que me falta un tornillo o que simplemente soy
masoquista; pero no, no es así, simplemente que, desde pequeña, he sentido la
necesidad de alejarme del mundo cuando quiero pensar y escribir.
Y como siempre, qué
mejor lugar para disfrutar de la apacible soledad del mundo que un Camposanto?
Si, ese lugar donde reposan los restos de mis seres queridos y de tantas miles
de personas que dejaron de pertenecer a este plano terrenal; y allí, entre conversa y conversa con ellos, salen a
relucir muchas viejas historias, de vividos momentos que en ocasiones me hacen
reír y en otras llorar.
No, no piensen que
porque digo que converso con mis muertos estoy de atar; no, es que es tanta la
soledad que se respira en estos lugares; y se compenetra una con el entorno,
que siento que ellos están allí; y aunque en realidad nadie pueda escuchar lo
que pudieran decir, los escucho y percibo
que al plantearles una pena, problema o dolor, ellos me dan la solución a mis
males.
Si, allí estoy yo, rodeada
de mis muertos, sentada sobre la tumba de un muy querido familiar y pensando en
que debo realizar una composición poética para un concurso en el cual he de
participar; pero debo versar sobre una imagen un tanto complicada y aquí,
aunque no lo crean, he de conseguir ese momento especial para desbordar mis
sentimientos, versar o contar una pequeña historia que no me deje mal parada y
que sientan que en verdad, vale la pena leer lo que escribo.
Hoy está mas solo que
nunca el Cementerio, el tiempo está frío, como con ganas de llover y, a pesar
de que los árboles me hacen sombra; si lloviera con demasiada fuerza, no habrá
árbol que pueda hacer esquivar la lluvia; así que lamentándolo mucho, esta vez
no voy a escribir desde aquí, ya que la inspiración no llegó, así que
recorro mis pasos, me despido de mis
seres queridos y parto a soñar en otro puerto que me permita concluir lo que
aquí comencé y la lluvia que se aproxima
detuvo.
Autora: Iris Ponce
Inspiración Visual 109