ESPANTAPÁJAROS
Desperté y estaba aquí arriba, mis pies sobre troncos de árbol seco, mi cuerpo cubierto con ramas de igual naturaleza, y el lugar nublado por una espesa niebla…
De repente escucho a lo lejos gritos, tal vez alguien más pidiendo ayuda como yo, de pronto… el silencio, un silencio que helaba la sangre, jamás había estado en un cementerio, le temía; y ahora estaba aquí a merced de no se quién, y por más que intenté despojarme de todo aquello y salir de allí, fue imposible, las ramas ya se habían apoderado de mi cuerpo, formaban parte de mi, no podía dar crédito a lo que me estaba pasando.
Sentí pasos y pensé vienen a ayudarme, gracias por escuchar mis ruegos; sólo atiné a decir Dios! porque de pronto de la nada, un enorme y extraño animal mitad bestia, mitad humano, no pude decir más, el susto me paralizó, más aún al ver a la criatura que le acompañaba, un par de viejos horribles, llevando en sus manos utensilios de labranza, me observaron, rieron y escuché decirles, “amanece y pronto vendrán los cuervos, se ha cumplido la ofrenda” no entendí lo que pasaba, sólo les advertí que me bajarán; pero sus risas estruendosas opacaban mi voz, se alejaron y quedé allí, mi cuerpo se tornó rígido y desde entonces, hasta hoy, vivo secándome, sólo soy ramas, que sirven de aposento a un sin fin de cuervos que llegan a descansar a ese lugar para luego seguir su viaje rumbo quien sabe a dónde.
Pienso más no siento, ya ni hablar pude más, solo mis ojos aún con vida observan, mientras año tras año siguen apareciendo otros que como yo, vinieron a disfrutar de una velada, tal vez invitados por la misma joven…
Autora: Iris Ponce
noviembre 14, 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario