INMENSIDAD
De regreso de uno de
mis tantos viajes, sumergida en mis pensamientos y deseando que pronto el vuelo
que me transportaba llegara a su destino para reunirme con mis afectos y
comentar sobre todo lo que ocurrió en esta oportunidad, de repente, aún no sé por qué volteé la
mirada y observé un inmenso cúmulo de nubes que por debajo del avión se
agolpaban como queriendo ser parte de nuestro vuelo.
Mi mente se escapó
irremediablemente al contemplar tanta belleza que encierra el firmamento, que
sólo pude sentir en ese momento que quería ser parte de una nube, vagar
infinitamente por el cosmos y olvidar tantos problemas de los que somos sin
querer a veces protagonistas o testigos.
Que grandioso y
hermoso se veía el cielo cubierto por este manto de algodones blancos que
saludaban con distintas formas al ojo que imaginariamente contemplaba.
Que calma y que
quietud sentí en esos momentos, nada se interponía entre el cielo y yo, era
libre y volaba, surcaba el cielo como un ave, revoloteaba alegre y feliz, sin
preocupaciones y sin pensar en lo que me esperaba allá abajo.
Ah! que respirar tan
puro, que sublime y que calma se siente cuando se está lejos del mundo y tan
cerquita de Dios.
Soñé despierta y me
sentí relajada, calmada y feliz. Pero oh!!
La realidad, de pronto, escuché una voz que decía en tono amable: Señores
pasajeros, se les agradece ajustarse el cinturón, pronto aterrizaremos”
De un plumazo me
cortaron las alas, volví a la realidad, se acabó ese momento de calma, de paz y
de quietud, donde me sentí inmensamente libre y feliz.
De nuevo… tocaba
tierra firme, adiós sueños, la realidad es otra y debo afrontar el día a día
que por suerte me tocó vivir… eso sí, hasta la próxima vez que suba a un avión y juro que desde que
arranque, sentiré que yo y solo yo estoy volando, libre como el viento y
disfrutando de esta hermosa inmensidad que nos regala el universo.
Autora:
Iris Ponce
Diciembre
01, 2012
Descubriendo
la Poesía
No hay comentarios:
Publicar un comentario